Óscar Ortiz, vicepresidente del país


El vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, promete que “romperán” con el hacinamiento carcelario. Sostiene que ya no es posible seguir creyendo que el sistema penitenciario es en donde finaliza el proceso para darle tratamiento al problema delictivo del país. Así, anuncia un plan agresivo que, si se cumple, modernizaría el sistema carcelario del país. Defiende el nuevo cargo a la energía, argumentando que cuando las vacas están “sanas” hay que guardar “leche y queso”. Y asegura que este año, inevitablemente, tendrán que construir un acuerdo político y económico por la sostenibilidad fiscal del país.

 

¿Cómo evalúa la aplicación de las medidas extraordinarias?

Llevamos 90 días. Desde el arranque los resultados que tenemos son optimistas, esperanzadores, vamos caminando por una ruta de éxito ascendente. Hemos logrado reducir el 50 % el rango de los homicidios, de 22 homicidios, hemos cerrado con un promedio de 11. Hemos logrado una reducción en extorsiones, por el nivel de control cada vez más sólido del sistema penitenciario, especialmente de los siete grandes centros donde están privados de libertad altamente peligrosos. Falta avanzar en mejorar que pequeños y medianos comerciantes no sigan siendo impactados por este tipo de chantaje e intimidación, porque esto tiene que ver con mayor presencia en nuestro territorio.

 

¿Cómo saben que estos resultados positivos son fruto de las medidas que están aplicando?

Ya llevamos tres meses de una situación constante. Vamos a tener un año difícil, de hecho muchos de los que están siendo contabilizados, son bajas producidas por múltiples enfrentamientos. A tres meses, el nivel de avance es importante pero todavía tenemos el reto de profundizar todas estas medidas, que nos tienen que llevar a un control más sostenido del sistema, hay una gran reforma en el sistema penitenciario, controlar territorio, seguir golpeando, desarticular la estructura criminal y de la extorsión, y golpear a los cabecillas.

 

Algunos analistas critican el énfasis de represión de las medidas, ¿qué prevención se está aplicando?

Esa preocupación ahora le estamos dando respuesta. No lo podíamos dar hace tres meses. La idea, después de la masacre de Opico, era establecer una estrategia de golpe sistemático a la estructura criminal que se ha venido nutriendo y fortaleciendo. Hoy, el objetivo es no solo golpear sino revertir esa fuerza, diezmarla, hasta el punto que no represente una amenaza real en el país. Pero el otro carril importante es la prevención, cohesión social, integración comunitaria, que tiene que ver cómo pacificamos las comunidades, cómo hacemos seguras las escuelas. Para eso pusimos en marcha siete medidas que lanzamos la semana pasada junto al presidente en Soyapango: una cruzada de cero grafitis alusivos al control del territorio, al miedo, amenaza, a marcar fronteras, a reafirmar la presencia de una fuerza ilegal; segunda medida, intervenir escuelas afectadas por la violencia, a contribuir a mejorar los baños, pintarlas; plan Actívate, utilizar al 100 % los espacios públicos; cuarta medida, mantener una fuerte presencia de actividades culturales. El otro tema es un programa de atención a las víctimas. Aquí estamos hablando que el criminal que muere tiene una mamá y la familia no necesariamente es criminal, hay que atenderlos, hay que llegar a ellos. Igual con las personas inocentes que pierden la vida en manos de estos criminales. La otra medida es participación, los comités, los núcleos comunitarios de apoyo. Estas medidas cierran con el programa Oportunidades, que busca generar hasta 15 mil empleos directos en una gran alianza pública-privada, para que jóvenes en alto riesgo no vayan a ser empujados a estas estructuras que tanto daño están haciendo a nuestro país.

 

¿Cómo van a lograr financiamiento de estos programas ante críticas contra el gasto y subsidio a jóvenes?

Si hay algo que tenemos que entender es que, si en un segmento vale la pena invertir mucho más, son los niños y los jóvenes, nunca va a ser un subsidio. Históricamente no se invirtió lo suficiente en niños y jóvenes, y esto impactó en las familias. Más allá de estar tratando de confundir, debemos unirnos para apostar cada vez con mayores recursos a la educación, el empleo joven, de apostarle a las alianzas público privadas, para generarles capacidades técnicas a los jóvenes. No es ninguna botadera de dinero, es una necesidad que debimos haberla abordado hace 20 o 30 años, el país no lo hizo, pues hoy tenemos que hacerlo. Hay una gran cantidad de recursos que ya están a disposición, el fondo especial recogido por el cargo a la telefonía y los $152 millones.

 

¿Cómo se va a financiar el nuevo sistema penitenciario?

Vamos a presentar el conjunto de medidas que ya empezamos a desarrollar para toda una reingeniería completa del sistema penitenciario: un conjunto de ocho medidas. Uno, un sistema actualizado de clasificación de los privados de libertad: peligrosidad baja, mediana y alta. Segundo, vamos a reforzar todas las medidas de control interna, uniformar a los privados por orden de peligrosidad, así debió ser. Tercero, vamos a llevar a gran escala el programa “Yo Cambio”, va a permitir que la tercera parte de los privados de libertad pueden estar desarrollando labores productivas. Eso va a ser normal, como muchas partes en el mundo, que muchas infraestructuras fueran hechas por presos. Eso es una forma de resarcir. Van a tener la posibilidad de ganarse reducción de pena. La otra medida es nuevos equipamientos tecnológicos en todo el sistema penitenciario, queremos tener sistemas de control tipo aeropuerto, o sea, controlar el sistema penitenciario en los próximos 10 años es controlar más del 30 % de los factores de violencia en el país, vamos a invertir en tecnología, no solo por cámaras, sino también por sensores, para romper con la lógica de ilícitos. La otra medida es que vamos a pasar a construir un nuevo sistema de preselección, selección, capacitación y seguimiento del personal de seguridad penitenciaria, ponerlos casi a nivel de la Policía. Porque no podemos seguir creyendo que el sistema penitenciario es la cenicienta de toda la cadena en el sistema, ahí nos hemos equivocado. Ya lo mandamos preso y creemos que ahí se acaba la historia. Ahora tenemos que lograr que todo el sistema de agente penitenciario sea moderno, vamos a hacer una gran alianza con la academia de la Policía, tenemos la escuela de formación penitenciaria, esto va a ser clave (una carrera penitenciaria). El otro aspecto es (vamos a hacer) una gran inversión en mejorar la infraestructura, garantizar que el sistema haga cumplir las penas, con el control adecuado y de acuerdo a los estándares internacionales, romper con el hacinamiento.

 

¿En cuánto tiempo?

Ya lo estamos haciendo. Estamos contruyendo los centros temporales de detención más las granjas en Zacatecoluca, ahí va tener un complejo con una capacidad para romper, la idea es bajar el 50 %. Si tenemos 34 mil presos en lugares donde deberíamos tener 12 mil, hoy vamos a subir el sistema a una capacidad, al menos, de un 30 % más y eso va a dar la posibilidad de romper con el hacinamiento.

 

¿Qué tan infiltradas tienen las pandillas a las alcaldías?

No creo que ese sea un tema estructural. Hay que tener cuidado. Fui alcalde por 14 años. Hay un tema que tenemos que saberlo comunicar, los alcaldes están llamados a hacer prevención a gran escala. En una comunidad tú no puedes llegar, solo porque un niño o joven tiene un familiar pandillero, tú no los puedes excluir. Hay dos campos que son totalmente distintos: el campo de la prevención con familias, grupos comunitarios, que no tienen ningún problema con la ley o que no están siendo perseguidos. Un gobierno tiene la obligación de trabajar con las comunidades en sus plenos derechos. Distinto es cuando hay relación directa con estructuras criminales de personas o grupos dentro de una institución, por eso es importante la revisión permanente. Eso no podemos atribuírselo a alcaldías. Hay que evitar tratar de poner a gobiernos municipales, las alcaldías, como que si en sí mismo es una estructura que está promoviendo este tipo de situaciones, porque, si no, podemos llevar a que esta estructura empiece a entender que es mejor retirarse de las comunidades.

 

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